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“En la mina está mi segunda familia”

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Cristina Soto es Operaria de máquinas subterráneas en mina Cerro Moro. En Creación Renovable compartió su historia de vida, su superación dentro de la operación minera, su pasión por estar en mina, y cómo la industria le permitió cumplir sus sueños.

¿Cómo inicia tu viaje dentro de la industria minera de Santa Cruz?

Mi vida en la minería comenzó allá por el 2013, cuando realicé un curso de auxiliar en minería que duró, más o menos, dos años. Luego de terminar el curso, casi inmediatamente ingresé a mina Cerro Moro, que se ubica a 60 kilómetros de Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, donde resido. Era la única mujer en ese momento dentro de la mina.

¿Y cuál es tu trabajo específicamente dentro de la mina?

Ahora soy perforista de tiros largos, que es un equipo que se utiliza para sacar el mineral para producción. Pero cuando comencé, lo hice como minera, digamos, comenzando desde lo básico con un equipo chico de levante y realizando apuntalamientos. Me costó bastante porque, al ser mujer, la fuerza no era la misma, y me costó bastante en un principio.

Cristina Soto en el interior de la mina Cerro Moro

¿Crees que la incorporación de tecnología fue eliminando esa necesidad de fuerza física que a veces existe entre la mujer y el hombre dentro de la industria minera?

Sí, totalmente, ahora hay equipos de sostenimiento que ya no necesitan de la fuerza humana para poder realizarlo. La tecnología que se fue incorporando en las minas y las áreas de producción, y también en otras áreas hizo mucho más simple la incorporación de la mujer en áreas que eran tradicionalmente para hombres.

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https://soundcloud.com/creacion-renovable/cristina-soto-operaria-subterranea-de-cerro-moro?si=dd5c3fd32a5c4b8eb802b8ed6bcc6069&utm_source=clipboard&utm_medium=text&utm_campaign=social_sharing

¿Cómo has visto la evolución de la mujer dentro de la actividad minera desde que comenzaste hasta la actualidad?

Cuando ingresé en 2013 éramos 10 mujeres en diferentes partes del yacimiento. Yo fui la única mujer en la parte subterránea durante muchísimo tiempo. Recién este año incorporaron a varias chicas para afilado de brocas y otro tipo de actividades más livianas.

¿Por qué ingresaste a la actividad minera? ¿Qué te motivó a realizar el curso de 2013? ¿Qué hacías anteriormente?

No me lo van a creer, pero era secretaria administrativa de una empresa pesquera, porque el pueblo donde vivo es tradicionalmente pesquero. Estuve trabajando entre barcos pesqueros durante 10 años, más o menos. Creo que había un techo, había que ver que hacer para poder crecer, para poder tener una mejor vida. Así que mientras trabajaba, estudiaba, y en 2012 terminé el curso, y en marzo de 2013 ya estaba trabajando. En realidad trabajé de muchas cosas antes de ingresar a la minería porque soy madre soltera y me las tuve que arreglar siempre. Ahora mi hija tiene 30 años, tengo un solo nieto, y tenía la obligación de salir adelante y gracias a la minería pude progresar y llegar a donde estoy ahora.

Junto a su equipo de trabajo a los que considera su segunda familia.

¿La llegada de tu hija fue determinante a la hora de pensar ingresar en la industria minera?

Sí, por supuesto que sí. Yo necesitaba más ingresos porque venía una bebé en camino. Pero en realidad necesitaba otra vida, porque trabajaba ocho horas por día de lunes a sábados en el pueblo y no tenía tiempo para otra cosa. Ingresar a mina era ingresar 14 días a la mina y luego tenía 14 días para estar en mi casa. La minería me permitió encontrar esa vida que yo estaba buscando, todo eso que soñaba en algún momento lo pude obtener. Igual a mí me encanta estar en mina, es como estar en mi casa. Cuando pasan 10 días ya en casa es como que me empiezo a aburrir y espero ya que se cumpla el tiempo para volver a la mina porque ahí está mi segunda familia, la gente de la mina es mi familia también después de tantos años ahí.

¿Realizas toda una serie de ejercicios específicos para poder estar al 100% al momento de trabajar en la mina?

Sí, es algo que se me hizo rutina. Me preparo mucho físicamente, entreno, hago pesas, hago fuerza, porque los equipos que manejo requieren fuerza para levantar barras y demás. Una vez que sos perforista no hace falta, pero cuando sos ayudante de perforista necesitas estar muy bien físicamente. Yo tengo 50 años y me entreno desde los 38 para tener la fuerza de acuerdo a mi trabajo.

¿Cuál sería tu mensaje o tu consejo para una mujer que hoy quiere ingresar a la actividad minera?

Mi consejo siempre es el mismo, tienen que estar convencidas del lugar donde quieren estar. Todo se puede, hoy es mucho más fácil ingresar al sector, te van a tratar siempre

bien, te van a cuidar. Les diría que se atrevan porque es un trabajo hermoso, y una vez que finalmente encontrás lo que te apasiona, no lo vas a poder dejar.

Leí una frase tuya que decía “Todo aquel que trabaje en minería merece poder darse lujos porque el trabajo es fuerte”. ¿Qué significa esta frase para vos?

Es algo que me identifica mucho, porque trabajar dentro de la actividad minera es algo que requiere sacrificio, ya sea físico o emocional, la distancia, etc. Pero esto me permitió darle una mejor calidad de vida a mi hija, a toda mi familia. A su vez, me permitió cumplir el sueño que he tenido siempre como viajar por el mundo. Tener un buen sueldo me ha permitido viajar y conocer lugares que antes solo soñaba conocer. Me doy el lujo de seguir viajando, y puedo hacerlo, y mientras pueda hacerlo seguiré cumpliendo esos sueños de conocer el Caribe, de conocer Europa, y muchos lugares más.

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