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“La minería puede contribuir mucho al desarrollo de la Argentina”

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Amable, distendido, apasionado por los temas y muy dispuesto al diálogo, Roque Benavides Ganoza pasó por Catamarca y dedicó unos momentos a conversar de minería con Contexto Minero. Acostumbrado a dar charlas en las universidades, varias de las cuales lo nombraron Doctor Honoris Causa, conoce cada aspecto del negocio minero, y confiesa que le resultan más atractivas las disertaciones cuando asisten varios opositores a la actividad para retrucar sus conceptos. Comenta con satisfacción que muchas veces termina aplaudido por quienes van a cuestionarlo, y repite una y otra vez que la educación es la clave para el desarrollo de una actividad que puede ser vital para el crecimiento de los pueblos. Ensaya una breve pre-sentación apenas le sirven el café, y comienza la charla.

– Soy presidente del directorio de Minas Buenaventura, una empresa fundada hace 66 años en el Perú, y que fue la primera empresa minera latinoamericana en ser inscripta en la Bolsa de Nueva York, donde estamos hace 21 años. Fue fundada por mi padre, Alberto Benavides de la Quintana, que falleció hace cinco años, y operamos solamente en el Perú, aunque he-mos hecho exploraciones en Argentina, Chile, Venezuela, Colombia, Ecuador, España, Brasil…

Trabajamos en Perú porque es un país que ha sido bendecido con recursos naturales, es una zona muy mineralizada: somos el segundo productor de cobre del mundo después de Chile… entre Chile y Perú producimos el 40 por ciento de cobre en el mundo. Somos el sexto productor de oro del mundo, después de China, Estados Unidos, Canadá. Los peruanos producimos cobre, oro, plomo, zinc, plata.

La minería peruana ha sido un baluarte no sólo desde el punto de vista económico, sino también de descentralización del país. Ustedes dicen que “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires”… nosotros decimos que “Dios es peruano, pero sus oficinas están en Lima”.

– ¿Por qué cree que Argentina nunca alcanzó en minería el nivel de Chile o Perú?

– Mi formación es de ingeniero y yo hablo con cifras. Ustedes comparten la Cordillera de Los Andes con Chile, que es el primer productor de cobre del mundo con 5 millones de toneladas al año (segundo Perú con 2,4 millones). Si en esa zona cordillerana están las mayores reservas, quiere decir que Argentina tiene el mismo potencial, porque está pared de por medio. Hay que explorarlo, encontrarlo y fomentarlo, pero con minería responsable, cuidado del medio ambiente y respeto a las comunidades. Con empresas sólidas, no las que no tienen espalda financiera o conocimiento técnico. Argentina es un país riquísimo, admirado por to-dos, incluyéndome por supuesto, con una ganadería y agricultura tan rica, pero que le dio la espalda a la Cordillera. Creo que ya es momento de agregar valor a esa magnífica producción ganadera y agrícola, sumando la minería. Pero, insisto, con desarrollo sostenible, que tiene tres patas: social, ambiental y económico. La minería puede contribuir enormemente al desarrollo de la Argentina, especialmente a las zonas aisladas, porque ahí también hay argentinos. Nosotros en el Perú decimos “no se puede vivir de espaldas a las sierras…”, porque allí también hay peruanos que merecen un futuro. Todos merecen una oportunidad de acceder a la salud, la educación, la infraestructura básica. Y eso lo puede dar la minería, ¿quién más construye una carretera a la punta del cerro, si no es la actividad económica que lo justifica? En eso la minería en el Perú ha contribuido muchísimo. El primer ferrocarril en Perú se hizo para llegar a una mina.

– Dentro del negocio de la minería en Perú, ¿qué porcentaje de capitales son nacionales y qué porcentaje son de inversores extranjeros?

– Del 100 por ciento de la inversión en el Perú, 80 por ciento es privada y 20 por ciento pública. De ese 80 por ciento de inversión privada, el 80 por ciento es inversión de peruanos, y apenas el 20 por ciento extranjera, aunque por cierto es bienvenida.

Esos números son de la economía general, en minería seguramente hay más participación extranjera que en otros sectores, pero esa inversión es extranjera en capital: los trabajado-res son 99 por ciento peruanos.

Eso lo logramos porque en el Perú hay tradición minera, hay escuelas de minería, de geología, de metalurgia. En ese punto creo que es fundamental la integración con la universidad. En el Perú hay 19 escuelas de ingenieros en minas: en todo Estados Unidos hay 12… no sé cuántas habrá en Argentina.

– Esas empresas extranjeras que explotan sus yacimientos, ¿qué porcentaje le dejan al Perú como regalías?

– Nosotros no tenemos un sistema de regalías como tal, lo que tenemos es un impuesto a la renta y participaciones con los trabajadores; pero en general cualquier extracción minera deja al Estado algo más del 45 por ciento de las utilidades. Eso incluye un impuesto a la renta del fisco que es del 30 por ciento, 8 por ciento a trabajadores y otras contribuciones.

– Es decir que si una minera allá gana 100 millones de dólares…

– 45 quedan para el Perú.

– Acá dejan el 3 por ciento.

– Sí, pero sobre las ventas, no sobre las utilidades. Yo creo que la minería debe pagar sobre las utilidades y no sobre las ventas. Porque a la hora en que se paga sobre las ventas, el recurso natural explotable se reduce. Mejor es explotar más mineral, generar utilidades y pagar sobre las utilidades. Eso requiere más fiscalización, pero bueno… que el Estado sea eficiente.

– En Catamarca vivimos la experiencia de Bajo La Alumbrera, pero el gran reclamo es que después de 20 años la riqueza que generó no se tradujo en mejoras para el pueblo.

– Siempre habrá quejas de que “no me dejaron nada”. ¿Y los puestos de trabajo qué fueron? Ahora, si el dinero que recibe un Estado de las mineras es mal usado, ya no es responsabilidad de las empresas. Entonces… seamos cuidadosos en eso.

Aquí interviene la interacción entre la empresa, la comunidad y los gobiernos, nacional, provincial y distrital. En ese sentido, si cabe el término, hay una pugna permanente, que es válida. Lo que no se puede hacer es matar a la gallina de los huevos de oro.

– Por aquí todavía se debate si puede convivir la minería con otras actividades como el turismo y la agricultura; aunque en otros países como Chile y Australia se desarrollan juntas sin problemas. ¿En Perú superaron esa discusión?

– Hay un dicho en inglés que dice que “el jardín del vecino siempre se ve más verde”… pero en Chile y Australia hay muchas discusiones, y en el Perú también las hay, como en países exitosísimos como Noruega o Canadá.

Siempre hay temor, principalmente por el agua, pero es algo que se puede fiscalizar perfectamente, y ahí deben intervenir las autoridades con la comunidad, haciendo análisis para cuidar el medio ambiente.

Si todos se involucran, podemos tener una minería superamigable.

– El litio, si bien mueve cifras menores a los minerales metalíferos, está generando una expectativa muy amplia. ¿Usted ve perspectivas de un desarrollo importante?

– El litio evidentemente tiene un potencial enorme, como lo tienen el oro y el cobre, porque la demanda sigue subiendo.

El litio se va a usar principalmente en baterías, y cuando hablamos de energías renovables, solar, eólica, lo que necesitamos es poder almacenarla. Por eso el potencial del litio es enorme. Y el triángulo virtuoso del litio es Bolivia, Chile y Argentina. Dicen que en Perú hay un poquito, pero no hemos encontrado salares, que es lo que permite extracción barata.

Mis hermanos argentinos y catamarqueños tienen esa oportunidad: que no la pierdan, porque los mercados también se van copando. Quien saque adelante los primeros yacimientos de litio seguramente va a tener una ventaja comparativa y el potencial es grande. Eso, acompañado con el cobre para los carros eléctricos, se va a demandar cada vez más. Allí debería estar Argentina, que también tiene cobre.

Responsabilidades

Mucho se habla de la Responsabilidad Social Empresaria, pero Roque Benavides prefiere una Responsabilidad Compartida: “La Responsabilidad Social implica la inclusión de las expectativas de todos los grupos de interés de una organización, es decir, accionistas, inversionistas, colaboradores, comunidad, clientes, proveedores y Gobierno, con el objetivo de lograr el desarrollo sostenible. En tal sentido, la Responsabilidad Social es el compromiso que tiene la empresa con la sociedad donde se desarrolla. Sus gestiones comprenden el respeto por la conservación del medio ambiente y el cuidado de la salud y seguridad de los trabajadores, así como el apoyo al desarrollo sostenible de las comunidades aledañas. Estas acciones están alineadas a la aplicación de las prácticas de Buen Gobierno Corporativo. Sin embargo, esta forma de ver y entender el aporte de una empresa a la sociedad tiene un carácter asistencialista. En Buenaventura tenemos un enfoque diferente, y proponemos el modelo de gestión al que denominamos Responsabilidad Social Compartida. Al referirnos al concepto de responsabilidad social, es necesario abordarlo desde un nuevo punto de vista: la Responsabilidad Social Compartida, actividad en la que la empresa, el Gobierno central, los gobiernos locales y regionales, las universidades, ONG, comunidades y sociedad civil buscan y participan activamente en un objetivo común de desarrollo sostenible e inclusivo. Este nuevo enfoque deja atrás el modelo en el que todos dependen de la empresa para el desarrollo y bienestar de la sociedad.

Debemos comprender que el aporte del sector minero al desarrollo del país es fundamental, por lo que tenemos que buscar y encaminar su crecimiento. Los gobiernos, empresas y comunidades deben cumplir su rol y mantener un diálogo constructivo. Todos debemos ser socialmente responsables. El crecimiento y desarrollo sostenido e inclusivo del Perú nos beneficia a todos, pero sobre todo a las poblaciones más pobres del país”.

El entrevistado

Roque Eduardo Benavides Ganoza, nació en la ciudad de Lima, capital de Perú, el 20 de agosto de 1954. Es un ingeniero civil y reconocido empresario minero peruano.

Realizó estudios en ingeniería civil en la Pontificia Universidad Católica del Perú y luego realizó diversas maestrías en administración de empresas en la Universidad de Harvard, la Universidad de Oxford y la Universidad de Reading.

Profesionalmente se desempeñó como Presidente del Directorio y gerente general de la Compañía de Minas Buenaventura, Presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Presidente del Instituto de Seguridad Minera ISEM, director del Banco de Crédito del Perú, director de la Sociedad Minera El Brocal S.A.A., director de Unión Andina de Cementos, entre otras empresas.

Ejerció además el cargo de Presidente de la CONFIEP (Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas) entre 1999-2001 y entre 2017-2019.

Su empresa Minas Buenaventura fue la primera minera latinoamericana en incorporarse a la Bola de Valores de Nueva York, donde permanece desde hace más de 20 años.

Es hijo del reconocido empresario minero Alberto Benavides de la Quintana y de doña Elsa Ganoza de la Torre. Su abuelo materno fue Eduardo Ganoza y Ganoza, vicepresidente del Perú entre 1945 y 1948. Su hermana mayor, Elsa Blanca Benavides Ganoza, está casada con el empresario José Miguel Morales Dasso.

Por parte materna es sobrino nieto de Víctor Raúl Haya de la Torre (pensador y político pe-ruano, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana y líder histórico del Partido Aprista Peruano, el más longevo y el de mayor consistencia orgánica de la política del Perú).

Es el cuarto de cinco hermanos. Tiene un hijo varón y una nieta que se llama Martina.

Libro

En su visita a Catamarca, Roque Benavides obsequió varios ejemplares de su libro “La minería responsable y sus aportes al desarrollo del Perú”, que condensa buena parte de su pensamiento sobre la actividad minera.

Fuente: El Esquíu

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